sábado, 25 de febrero de 2017

UN CUENTO HISTORICO

Uno de los momentos que mas me satisface es tener una conversación con personas mayores que me puedan aportar historias de tiempo atrás. Hoy, sábado 25 de febrero en una céntrica cafeteria de Pamplona,  he tenido una inolvidable y gratificante reunión, gracias a Bernardo y Chari, con Fermina Eraso, vecina de nuestro pueblo de Ucar allá por la década de 1940. Casualmente, vivió en la antigua casa que se tiró para construir mi actual vivienda.
Hija de Escolástico y Nicasia, nos ha desgranado su larga y luchadora vida, dejando constancia de su gran saber, su admirable memoria y los recuerdos vividos en los pocos años que permaneció en nuestro pueblo de Ucar.
Ha sido una auténtica pena que no hayamos aprovechado las vivencias de nuestros mayores para reflejarlas y guardarlas y para mostrarlas a nuestros descendientes como ejemplo de superación y sacrificio.
Como digo, una sensacional velada la vivida esta tarde con esta amable y simpática persona, a la que agradezco todos los detalles que me ha aportado sobre sus entrañables recuerdos, entre ellos los pasados en la Venta de Ucar en aquellos tiempos regentada por mis abuelos Severo y Aniceta.
Y seguidamente quiero publicar este hermoso cuento que me ha dejado:
 
CUENTO HISTORICO
 
En un pueblo pequeñito de Valdizarbe vivía una familia muy pobre... A pesar de sus muchas carencias vivían felices con sus cuatro hijos. Entre estos había una niña muy rebelde; tanto es así que los primeros recuerdos de la escuela eran de protesta. Le costaba entender que a todos los niños se les pidiera un donativo de 10 céntimos para enviar a Santander (se supone que era para ayudar a la reconstrucción de la ciudad a causa de un incendio ocurrido en 1941).
Ella no comprendía que se exigiera a familias que apenas tenían para comer; no obstante, sus padres le convencieron que era un acto "muy humano" puesto que ella tenía casa y los niños de Santander se habían quedado sin nada. Así pues, esta niña rebelde que tenía 8 años entregó muy contenta el dinero aunque ella se quedara sin paga. Con este dinero se podía haber comprado "chufas" que la señora Aniceta vendía en la Venta de Ucar.
De esta forma se fue forjando durante su infancia y aprendió a obedecer. En casa había muchas necesidades para llenar seis bocas. Por eso, recién cumplidos los 10 años tuvo que aprender a trabajar. Cuando terminaba las clases en la escuela, en vez de reunirse con sus amigos para jugar, se dedicaba a cuidar "bebés" de familias ricas a cambio de una merienda o algo similar. también le tocaba recoger sarmientos en la viña (sarmentar) en las fincas podadas de los agricultores pudientes (nunca supo si su madre cobró algo por ello)
Asi fue creciendo esta niña feliz y contenta hasta que un fatídico día 20 de abril de 1943, su padre falleció de una enfermedad muy rápida. Aquí se acabaron las alegrías; la madre, con 39 años, no tenía para alimentarlos a todos.
Ese año, la primera comunión del pequeño, que con tanta ilusión se pensaba haber celebrado, se llevó a cabo de una forma mas humilde. Tampoco hubo turrones por navidad que hacía el cabeza de familia, pero la madre, que era una buena cocinera, les preparó unas natillas tan ricas, que hizo la felicidad de una familia pobre en aquellos tiempos.
A partir de esos días tan triste, se llevaron a los dos pequeños a distintos colegios dejando a su madre sin sus dos niños pequeños para que no tuviera tanto agobio, sacrificándose por un futuro mejor para ellos.
Así fue la historia de esta niña que con el tiempo tuvo que enfrentarse a la vida siempre mirando hacia delante, sin tener traumas. Nunca pensó que le habían arrebatado el cariño de los suyos. Fueron las circunstancias de la vida. Así vivió, luchando, siempre con ánimo y saliendo adelante en su vida.
Esa niña tiene hoy 84 años pero con un espíritu muy joven, que es para estar muy orgullosa, y ha sabido vivir sin resentimientos y con alegría.
 
Enternecedora historia, que se puede aplicar a tantas y tantas familias de aquella época, que a pesar de sus pocos recursos, supieron darle un enfoque a la vida que para nosotros quisiéramos en estos tiempos en los que poco se tienen en cuenta esos valores humanos tan apreciados.
Muchas gracias por tus vivencias, Fermina.